Etiquetas

jueves, 25 de septiembre de 2014

Diario (64)

25 de septiembre, 2014.

   La prensa se ceba con Rajoy, y con críticas más aceradas cuanto más a la derecha se acerca el marcador. Resulta extraño que sea su guardia pretoriana la que le apriete, y aunque imagino que no esperaba ovaciones por lo de la ley del aborto no sé si, más que en las madres católicas, no se estará cagando en las de los del departamento de demoscopia ahora mismo. Es evidente que, antes de cruzar semejante Rubicón y pronunciar su particular jalea acta est ("el jaleo está servido", o "la voy a liar parda" en algunas traducciones), debieron de mostrarle unas estadísticas muy tajantes. "O caes en pecado o en picado; tú verás Mariano", algo así; y con una flecha bien gorda apuntando directamente hacia el suelo para reforzar el argumento. Eso está claro. Lo que está por verse es si además de considerar las inclinaciones de sus votantes de centro, lo habrán hecho también con las de los autoproclamados decentes. Porque una cosa es perdonar la subida del iva o alguna que otra travesura atravesada, que aunque molestas para muchos no dejan de ser cuestiones de césar, y otra muy distinta metérsela doblada a sus fieles con las cuestiones de dios, al que también, y sin vaciles, hay que darle lo suyo. No sé si habrán tenido en cuenta este factor diferencial entre una traición y otra, me figuro que sí, porque de lo contrario alguien podría encontrarse con sorpresas muy desagradables en breves. Unas cuantas procesiones de las que van por fuera por ejemplo, o un proceso electoral muy jodido, con auténticos obisperos y reuniones clandestinas en las puertas del senado y los despachos de los filósofos afines o teólogos incluso. "¿Vosotros también, hijos míos?". No sería la primera vez.

   Se dice en los medios habitualmente marianos que no es una cuestión económica, sino de principios. Yo diría más: es una cuestión que atañe de manera directa a la identidad de la derecha, y a su entidad entendida como capacidad de ejercer el poder también. La reforma venía en el programa, y con lo que Manuel Fraga - igual de gallego pero más gallo - llamaba "mayoría natural", con ese epíteto tan del gusto de algunos para todo, aprobarla debería ser cosa hecha. Por principios, sí, pero también porque podemos, y más que los de la coleta. ¿O qué se ha creído usted, pedazo de ateo, estafador, calzonazos...? No hacerlo afecta a la propia legitimidad del proyecto como algo mínimamente moral y firme, cimentado más allá del ladrillo y las puertas giratorias, y de ahí que el pulso pueda terminar siendo más duro de lo que Rajoy espera o le han contado. No siempre las cifras frías y los gráficos aciertan, a veces hay variables que pasan desapercibidas y luego alteran de pronto toda la ecuación. Nunca he confiado en el elevado porcentaje de creyentes que se afirma que hay en este país, pero tampoco pienso que sean pocos, ni que pongan siempre la otra mejilla. No subestimes a los cristianos, oh Julio César.

No hay comentarios:

Publicar un comentario