Etiquetas

domingo, 15 de diciembre de 2013

Diario (10)

13 de diciembre, 2013.
(manuscrito, pasado a ordenador el 15/12)

   Voy a una entrevista de trabajo en los alrededores de Las Ventas. Llego temprano, mucho, y entro en una cafetería de la zona para esperar. Es uno de esos locales con solera - aunque sin papel higiénico, todo hay que decirlo - y algún cartelón evocando espléndidas tardes de torturar toros. Nunca entenderé cómo un supuesto arte puede producir engendros tan horteras, sin el menor criterio.

   Aparte del camarero solo hay un cliente. Un tipo más que maduro, ya quemado, y con expresión muy seria, de mal humor de serie. Lleva, también, gafas oscuras, cosa que en diciembre y a esas horas únicamente indica que eres ciego o que lo estás, o acaso que perteneces a esa clase de señores que añoran los tiempos de cara al sol. Es evidente que es vidente y que se trata, por tanto, de un caso becerro; o sea, que oscila entre las opciones be y ce.    

   La tele está puesta y hay un deváter mañanero sobre Cataluña. Varios tertuliculos hablan de la conga multitudinaria, del posible referendum, de toda esa mierda hervida que nos sirven a diario. El tipo de la barra tiene un cabreo de pequinés con el asunto, rechina, y se pone de repente a soltar un discurso allí en mitad del garito. Particularmente la consulta catalana me importa menos que la del psiquiatra, que ya es decir, aunque el camarero asiente así como muy sentido y el tipo empieza a crecerse, a subir el volumen de la diatriba y los pantalones también de vez en cuando. Habla sin cesar, cesáreo, como si estuviese dirigiéndose al Senado de Roma. Parece un Catón medio catatónico exigiendo la destrucción de Cartago. Convocando ya a todos los manípulos... ¡a la Legión! No sé qué leches le habrá echado el hijoputa del camarero, pero él pide sangre, paredones chorreando, cunetas llenas de incontables tarraconenses. En cinco minutos ya está dispuesto a combatir; si pasase una camioneta militar se lanzaría en plancha al interior. ¡A por ellos compatriotas! De verdad que lo de este país es para mear y no echar gota. Qué pila de tarados. A las 8:15 a.m ya están morados de carajillo y listos para la acción. No hay tregua...

   Al final me contratan como refuerzo navideño y ya no sé si alegrarme o emigrar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario