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sábado, 24 de agosto de 2013

Un poema de Ben Clark.

                     XII

LO que viene después de lo peor
es algo muy difuso, algo muy nimio.
Un tiempo que quizás, si no existiera,
tan solo extrañarían los taxistas
que se han acostumbrado con los años
a distinguir perfectamente cuando
tenemos la pupila fracturada,
la frente algo más gris y en las rodillas
un temblor que preludia la avalancha.
Entonces aprovechan - como lo hace
también la vida siempre en estos casos -
y nos cobran más cara la carrera. 

     (Ben Clark: "Los hijos de los hijos de la ira", ed. Hiperión, 2006, pp. 27)

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