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lunes, 18 de febrero de 2013

Dos poemas de Czeslaw Milosz.

Regalo

Qué día tan feliz.
Se disipó la niebla temprano, yo trabajaba en el jardín.
Los colibríes se detenían sobre las madreselvas.
No había nada en la tierra que deseara tener.
No conocía a nadie que valiera la pena envidiar.
Olvidé todo el mal acontecido.
No me avergonzaba pensar que era el que ahora soy.
En el cuerpo no sentía ningún dolor.
Al incorporarme, vi el mar azul y unas velas.

.....

Portal

Estoy ante un portal esculpido de piedra,
al sol, en la frontera de la claridad y la sombra,
casi sereno. Pienso con alivio: esto quedará,
y la frágil corporeidad morirá y no habrá nadie.
Toco el granuloso muro. Me sorprende ver
cómo acepto tan fácilmente la propia desaparición,
aunque no debería. ¿Qué tengo que ver contigo, tierra?
¿Qué me importan tus prados en los que bestias mudas
pacían antes del diluvio sin levantar la cabeza?
¿Qué me importan tus inexorables nacimientos?
Así pues ¿de dónde viene esta benévola melancolía?
¿Será porque la ira no sirve de nada?

(Czeslaw Milosz: "TIERRA INALCANZABLE (Antología poética)", ed. Galaxia Gutenberg, 2011, pp. 229 y 248. Traducción de Xavier Farré).

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