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miércoles, 16 de enero de 2013

Tres poemas chinos clásicos (s.VII- s.XIV).

El padre trabaja la tierra en la vega,
el hijo arranca los matojos en la ladera.
Estamos en el sexto mes y el trigo no germina todavía,
y ya disponen los silos en casa del recaudador.
El labrador da la segunda arada bajo el sol cenital.
Poco se piensa que, en un tazón de arroz,
cada grano es producto de una penosa brega.

     Nie Yi-chong 
     (Dinastía T'ang y período
     de las cinco dinastías: 618-960)

.....

Cuchillos que recuerdan el agua.
Sal blanca que parece nieve.
Ella, con sus afilados dedos, desgaja otra naranja.
Ya comienza a estar tibia la alcoba de brocado,
y se aspira insistentemente el perfume de almizcle.
Sentada frente a mí, toca el laúd...
Me pregunta en voz queda:
¿Dónde vas esta noche?
Ya la tercera alerta dieron en la muralla.
Resbalará el caballo sobre la blanca helada...
¿No sería mejor que te quedaras?
¡La calle está tan solitaria!

     Cheu Pan Yen
     (Dinastía Song: 960-1279)

.....

Los caballos comen grano,
en la cuadra hay doscientos:
y comen cada vez quinientos celemines.
El año pasado fue muy seco; los hombres pasan hambre,
ya se han comido las raíces de las plantas, ahora comen la corteza del árbol.
Han requisado el grano para los caballos del Estado.
¡Los caballos son muy importantes; los hombres valen poco!
Los hombres no se atreven a quejarse:
desean que los caballos del gobierno estén gordos.
Si están gordos, los caballos del gobierno correrán veloces como el viento.
Hay disturbios en el Norte y en el Sur,
el general, para acabar con los bandidos, necesita caballos.

     Wu Se-tao
     (Dinastía Yuan: 1280-1368)

("Segunda antología de la poesía china (de Marcela de Juan)", Alianza Editorial, 2007, pp. 182, 200 y 243).

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