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domingo, 11 de noviembre de 2012

"Los bajíos", un poema de Vicente Muñoz Álvarez.

Había algo ominoso y extraño
en los bajíos de aquel faro.

La playa estaba cubierta de algas rojas
y cientos de cangrejos elevaban sus pinzas
como un desafío al cielo azul.

Unos metros más abajo
se distinguía nítidamente
la inquietud verde del mar,
su monótono gemir
y el reflujo incesante de las olas.

La marea estaba descendiendo,
replegándose al estómago insaciable de la luna,
mientras yo avanzaba
por la desesperación de aquel paisaje
sorteando los cabellos de las algas
y respirando su intenso olor a muerte.

Y era como si por algún designio oscuro
mi corazón hubiese dejado de latir
y en su desolación ya no existiera el tiempo.

Aunque la silueta de aquel faro
se distinguía todavía allá en lo alto
y las pulgas de mar y los cangrejos
seguían saltando y moviéndose
como diablillos asustados a mi alrededor.

(Vicente Muñoz Álvarez: "Canciones de la gran deriva", ed. Origami, 2012, pp. 48-49).

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